Fernanda Piderit
Tuvimos el placer de entrevistar a Fernanda Piderit, una de las autoras e ilustradoras de RecreaLibros, y la verdad que fue una de esas conversaciones donde se expande la mente y el corazón, y las ideas revolotean, porque queda una atmósfera de inspiración: inspiración para contestar preguntas que tienen muchas respuestas, inspiración para siempre estar trabajando hacia una cultura más letrada, inspiración para leer y crear más. Les invitamos a degustar estas letras!
a. RecreaLibros (RL): Tu trayectoria profesional es un collage multicolor de estudios y trabajos, cuyo eje conector, podemos reconocer, es la creación artística y el comunicar. Partiste desde la traducción y luego esa formación se complementó con fotografía, estética y ahora estás estudiando una maestría. ¿Cómo ha sido la construcción de esa trayectoria, te lo propusiste? ¿El azar te fue mostrando caminos? ¿Un poco de todo? María Fernanda Piderit
(MFP): Desde muy chica tenía una sola cosa clara en la vida: quería ser escritora, sin saber muy bien en esa época en que consistía serlo. Había una idea romántica que rondaba ese deseo con la palabra, de agarrarla y transformarla en sonido, textura, mundo, tenía sobre la idea del escritor un poco el imaginario del bohemio y del inspirado que en la noches escribe obras maestras. Tardé mucho tiempo, hasta que llegué a los primeros años de universidad, en darme cuenta de que se trata fundamentalmente de un trabajo que requiere perseverancia y mucha disciplina. El escribir, como cualquier otra cosa, sólo se produce si uno no descansa. Así que, contestando tu pregunta, mi trayectoria profesional avanza sobre un deseo de niña que tenía que ver con la construcción de mundos a través de la palabra, la imagen y el color. En ese sentido, estudiar traducción solo fue parte de una contingencia, un aspecto que en el momento consideré práctico ¡de algo tenía que ganarme la vida! Y nunca creí que para ser escritora o artista tuviera que estudiar en la universidad, siempre admiré mucho a esos personajes autodidactas y múltiples. De igual modo, difícilmente puedo asegurar que me gané la vida como traductora, cuando ya estaba terminando la carrera me di cuenta de que para traducir literatura se necesitaba mucho más que cinco años en la universidad, se necesitaba, en primer lugar, ser escritora. Ahí tienes las mejores traducciones que conozco, son de Borges, de Cortázar, de Victoria Ocampo.
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b. RL: ¿En qué campos te sientes más cómoda: como guionista, como traductora, como escritora, como ilustradora? ¿Por qué?
(MFP): Depende del momento que esté viviendo y de las motivaciones, también depende del equipo con el que esté trabajando. En general, me siento cómoda en cualquiera de esas actividades si soy coherente conmigo misma y mis ideologías. Nada peor que trabajar en algo en lo que no se cree. Al trabajar como guionista, lo más emocionante fue ver en lo que se había trasformado mi guión en la pantalla y la música de algunas letras que escribí. El equipo era excelente, los músicos espectaculares. No me tuve que preocupar de nada, solo de escribir. Todo era sorpresa y una sorpresa agradable.
Sin embargo, a pesar del placer que siento en cualquiera de estas actividades, me siento fundamentalmente escritora. Sentirse no significa serlo del todo y, además, sentirse cómoda por ello. Sentirse tiene más que ver con lo que te dije antes, con ese transitar por un deseo que se extiende a lo largo de toda una vida. En ese sentido, si lo que uno persigue es un deseo instalado desde la infancia, ese deseo de construir mundos alternativos a nuestra realidad cotidiana a través de la palabra, escribir puede ser un trabajo frustrante cuando no logramos alcanzar lo que queremos. Escribir, o no poder escribir, a veces produce mucho sufrimiento. Es una lucha constante con uno mismo y el medio social, la necesidad de modificar el entorno no sólo con la imaginación, sino que con la ruptura de esas reglas que, antes de romperlas, tuviste que conocer y dominar, la necesidad de escapar del lugar común, de la mirada estructurada, en definitiva, de la alienación; sin embargo, no todos podemos cruzar esa frontera, muchas veces nos quedamos al interior de ese cárcel, de ese hospital de alienados, lo que se refleja en la forma que dibujas, pintas, observas, escuchas, percibes el mundo, en definitiva, en el caso del escritor, la forma en que escribes. El sufrimiento radica en que eres consciente de que estás encerrado en ese hospital de alienados, dirigido por un poder castrante, que no puedes salir de él y sabes que, para uno, la única forma de escapar es escribiendo.
c. RL: Estás estudiando una maestría en "Literaturas Latinoamericana y Española" ¿Qué es lo que se estudia en Literatura? ¿Qué es lo que más te sorprende de lo que has aprendido?
(MFP): No sé si te puedo responder qué es lo que se estudia en Literatura, puede ser que lo que uno estudia se relaciona con las preguntas que tenemos con respecto a la literatura y, por extensión, a la cultura en general. Por supuesto, yo entré a estudiar a la maestría con determinadas preguntas que se han ido modificando y ampliando con el tiempo. Mientras más estudio, más me doy cuenta de lo poco que sé y de lo poco que alcanzaré a saber en lo que me queda de vida. Por otro lado, no se crea que estudiar literatura sirve para escribirla. Es cierto que muchos de los estudiantes también escriben literatura, pero otros se dedican a aproximarse a ella desde múltiples perspectivas. Desde luego, esta no es un respuesta que aclare nada para quien no estudia literatura. Intentaré ser más precisa, haciendo la salvedad que me refiero a la Maestría de la Universidad de Buenos Aires. Nunca antes estudié literatura de forma sistemática. A grandes rasgos se estudia desde la perspectiva de la teoría literaria y desde la historia, la interacción y la conformación de los campos culturales en Latinoamérica, lo que puede resultar bastante amplio. Lo primero es tratar de definir qué es la literatura y qué literatura se comprende dentro del canon que se estudia. Luego, estudiamos la literatura en relación con múltiples campos y disciplinas, puesto que ahora se entiende que entre ellos no hay fronteras fijas, sino más bien márgenes difusos; por lo tanto podemos estudiar literatura y música, literatura y arquitectura, literatura y fotografía, dándole un fuerte énfasis a la literatura del siglo XIX y principios del XX y relacionándola con la conformación de un campo autónomo en Latinoamérica y también con la constitución de nuestras jóvenes naciones. No es que no se estudie literatura contemporánea, pero ciertamente se necesita tomar distancia histórica para reconocer determinados fenómenos sociales y culturales, fenómenos que, por otro lado, ayudan a definir los actuales. Se trata de una forma de estudio que se basa en la investigación y en el planteo de nuevas hipótesis que, por lo mismo, van cambiando la forma en que se estudia y se comprende la literatura en su contexto social y cultural.
d. RL: Buenos Aires, capital argentina. A veces parece que está años luz de Santiago, y otras no tanto. ¿Qué nos puedes contar de la movida literaria, en relación a lo infantil? La tradición es grande, el listado de autoras y autores, y gente de ilustración es abultada. Cuéntanos lo que has podido vivir.
MFP: Al que le gustan los libros para niños, aunque no son exclusivos de ellos, es un paraíso. Las librerías, en general, tienen una sección bastante grande dedicada a la literatura ilustrada y para niños. Y al decir secciones no solo estoy hablando de estantes llenos de libros, sino de espacios acondicionados para sentarse a revisar, recorrer, leer. Por otro lado, te encuentras con librerías especializadas en literatura para niños, con mucha producción nacional que, como bien dices, es muy grande, variada y de calidad, y también internacional. A ese respecto, sí que estamos a años luz de Santiago, a pesar de que basten un par de horas en avión para estar al otro lado. Hay muchas actividades, pero creo que solo el hecho de caminar y encontrarte con una librería cada unas pocas cuadras, donde puedes tocar y leer, ya es bastante estímulo. En lo que a mí respecta, me siento un poco inhibida ante tanta producción, la mayoría de ella de una calidad muy diferente a la chilena. En Chile hay muy buenos proyectos y excelentes ilustradores, pero todavía la literatura infantil tiende a ser un poco empaquetada y tímida. La autocensura que uno se impone es muy limitante hasta el punto que ni acá me puedo quitar ese corsé. Hay que romper un poco las estructuras para hacer literatura, pero eso puede costar caro en el mercado chileno. Como padres y docentes, le tenemos miedo a demasiadas cosas y dudamos del criterio y perspicacia de los niños.
Sobre "La niña", "La mamá cuelgalotodo" y Tic Tac e. RL: Fernanda, cuéntanos algo sobre tus procesos creativos. ¿Cómo se escribe un cuento?
MFP: Te voy a decir lo que ya escritores connotados han dicho: no hay receta, salvo la que ya te mencioné más arriba: trabajar sin descanso. Cada uno tiene sus procesos y sus motivaciones, por supuesto. En el caso de la literatura ilustrada puedo empezar por un dibujo, una frase o una idea; puede ser algo medio nebuloso o algo muy concreto que hay que llevar al papel, escribirlo, dibujarlo. A veces da miedo comenzar porque no sale lo que uno imagina y espera, no son las palabras exactas en su lugar exacto, el dibujo no se parece a la imagen mental que tenía. Por eso algunos escritores escribirán de noche. Es aconsejable tener una libretita en todo momento. Yo no la tengo a menudo, pero es necesario. A veces, en medio de la noche o en la parada del autobús, surge la frase tal como debe ser, que dará inicio a la historia porque tú dices quiero contar la historia de una niña que se perdió en el bosque, las misma historia contada millones de veces desde caperucita y otras historias de la tradición oral, pero lo fundamental es cómo lo cuento. Eso me parece lo más difícil de lograr y ahí está todo.
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f. RL: ¿Cuáles son tus "alimentos" literarios? ¿Cuáles son los temas que te inspiran y te llevan a escribir?
MFP: La vida no más y la vida más simple. Una situación que vi en la calle, una conversación que escuché, una pena que tuve, los juegos de los niños, una noticia en el periódico. Ahí está el mundo a disposición del observador y de pronto una escena sobresale en un primer plano para dejarse atrapar por uno. En ese sentido, cualquier cosa puede ser un tema. En realidad, podríamos decir que ese es el estímulo porque el alimento, la materia prima es, por supuesto, todo lo que se ha escrito y dibujado antes, algo de lo cual uno ha podido leer o ver. A veces uno cree que debe tener algo que decir, hablar sobre un tema en particular, pero lo enriquecedor del arte, de la literatura, es que muchas veces uno está diciendo cosas sin proponérselo conscientemente ni sospechar los alcances hacia los cuales transitará. Eso depende de cada escritor, por supuesto. Los hay más "inspirados", que se dejan llevar y hay los más "conceptuales" que requieren mucha más elaboración consciente de las ideas.
g. RL: ¿Cómo nació "La Niña"?
MFP: Nació en el marco del método lector de los "Libros Palotes", libros para primeros lectores chilenos que tenían que tener una correspondencia entre imagen y texto para facilitar la lectura y la comprensión. En este libro trabajé con Carolina Guerrero desde la idea germinal. A las dos nos gustaban mucho los gatos, así que estábamos felices de escribir otra historia más de gatos. En primer lugar hicimos una suerte de "story-board", después yo escribí y ella ilustró. Fue un trabajo en equipo muy complementario donde es difícil separar el trabajo de cada una, si bien yo puse las palabras finales y ella pintó, las dos colaboramos en ideas que se cruzaron.
h. RL: En relación a tus creaciones para el libro Tic Tac, escrito por María Isabel del Valle, cuéntanos cómo es trabajar con una escritora. ¿Hay mucho pimponeo?, o sabes de antemano de qué se tratará la historia y vas pensando, o te llega el cuento terminado ¿te largas a trabajar? ¿Vas consultando tus ideas y los resultados, o muestras una propuesta semiterminada y sobre ella haces cambios?
MFP: El caso de "Tic Tac" y otros libros fue diferente al de "La niña". No tuve contacto con la autora, simplemente recibí el texto terminado y las indicaciones de la editora. La mayoría de los trabajos son así. No hay pimponeo. El editor es el intermediario y el interlocutor para las dudas que surgen. También debo decir que se trata de otro tipo de libro, es un libro para niños, pero no es literatura. Con esto no quiero hacer un juicio de valor, simplemente resaltar que los objetivos son bien diferentes y que una como ilustradora debe saber adecuarse a cada necesidad. En este caso, la editora me pide que ilustre porque ya conoce mi estilo. De todas maneras, porque mi estilo es muy cambiante, yo le mando una propuesta y ella hace sus comentarios que, en el caso de la ilustración, acepto sin mucho problema. En el caso de ser la escritora es diferente. Los escritores siempre son más quisquillosos con sus textos. De todos modos, me gustó mucho trabajar en este libro, me pareció un buen texto y me entretuve mucho en las ilustraciones que, como en la mayoría de la casos, se hicieron un poco a contratiempo.
i. RL: ¿Cuáles son para ti los que "sí o sí" hay que leer en literatura infantil? Y por qué son esas tus elecciones?
MFP: Creo que estoy lejos todavía de poder construir un canon de literatura infantil y esa es una de las razones por qué estudio literatura. La construcción de un canon depende de muchos factores, siendo el cultural uno de los más importantes, a mi modo de ver. No puede ni debe ser el mismo el canon para los niños lectores de Chile, Argentina o Colombia, por ejemplo. Tampoco debiera restringirse solo a la tradición escrita, sino también incluir a la tradición oral y al acto mismo de narrar. Por supuesto, desde una mirada global, por decirlo así, uno toma los clásicos europeos y otros cuentos latinoamericanos que se han convertido en una suerte de clásicos de nuestra región. En mi opinión, un libro imprescindible es "Alicia en el País de la Maravillas" porque se instala en el mismo momento en que nace el concepto de infancia y de la literatura infantil, esto es durante la segunda mitad del siglo XIX en Gran Bretaña. Es un libro inteligente, lúdico y siempre inabarcable, que se presta a cientos de versiones y reversiones por su misma riqueza. Nadie puede todavía determinar qué quiso decir el autor. Ahí está la riqueza y la definición de literatura. Además, es un libro que pone de relieve desde el primer párrafo la importancia de las ilustraciones. Desde ese momento hasta ahora, la lista es enorme y cada vez aumenta más. En Chile, con cierta perspectiva histórica, yo destacaría la obra de María de la Luz Uribe con las ilustraciones de Fernando Krahn, algunos cuentos de Marta Brunet, a Juan Guillermo Tejeda en su momento y a Gabriela Mistral. Hay otros clásicos que me gustaría incluir en nuestra literatura, pero falta investigación y labor de rescate. De hecho, la colección Cuncuna de la Editora Quimantú se perdió, es prácticamente imposible rastrearla completa y, sin dudas, es un episodio trascendental en la historia de la literatura infantil chilena.
j. RL: ¿Qué autoras, autores favoritos de literatura infantil contemporánea tienes?
MFP: Otra lista que puede ser muy larga. Últimamente me fascina la obra del australiano Shaun Tan, me entretiene muchísimo el norteamericano Lemony Snicket, me sigue sorprendiendo Isol, estoy encantada con las ilustraciones de la argentina María Wernicke, siempre devota de Satoshi Kitamura y Hanif Kureishi, admiradora de Marlene Satrapi... en Chile la obra de Pepe Pelayo y las ilustraciones de Alex Pelayo, de mucho oficio, talento y originalidad... me parece que quizás, habiendo tanta oferta, puedo nombrar editoriales que marcan mis preferencias: Kalandraka, Edelvives, Fondo de Cultura Económica; en Chile, la editorial Amanuta, por su parte, así como Ekaré Sur, tienen un catálogo interesante en cuanto a temas e ilustradores y no puedo dejar de nombrar, evidentemente, a RecreaLibros no sólo por su aporte en términos de catálogo, sino por su permanente esfuerzo en la promoción y difusión, como lo prueba este mismo boletín, organización de seminarios y múltiples actividades con los niños en diferentes ámbitos; en Argentina me gustaría destacar el catálogo de Calibroscopio, con ejemplares muy cuidados y una línea editorial que apuesta por una mirada artística de la literatura, no cae en obviedades al hablar de "literatura infantil". En fin, una lista que puede resultar injusta incluso con mis criterios porque me quedan muchísimos autores, ilustradores y editoriales afuera.
k. RL: ¿En qué proyectos vinculados a la literatura infantil estás ahora?
MFP: Estoy tratando de hacer una versión ilustrada de La Gatomaquia de Lope de Vega, a propósito de una materia que tomé en la Maestría y de la puesta en escena de este poema épico por un grupo de teatro de Montevideo. Además estaba involucrada en otros proyectos que quedaron en detenidos por el momento.
l. RL: ¿Cómo ves tú el panorama de la lectura en Argentina y de la literatura infantil y en Chile, en relación a: creador@s, fondos públicos, mercado, lector@s, espacios para la promoción de la lectura?
MFP: Es una pregunta muy compleja porque además de poseer trayectorias históricas diferentes, depende mucho de la contingencia política de cada país y yo no soy precisamente una experta en el tema. Por ejemplo, puedo asegurar que en Chile la promoción de libro tuvo un gran apoyo los años anteriores, con la creación de fondos especiales, programas de promoción de la lectura y la implementación de bibliotecas muy bien abastecidas, cómodas y lúdicas y, sin embargo, según los estudios de la Fundación de la Fuente del año 2010 un 52,8% de la población están en el rango de no lector, aunque, se debe destacar que según otro estudio de la misma fundación, los niños experimentan un gran gusto por la lectura y lo asocian a su tiempo libre. Entonces, en mi opinión, uno de los problema en Chile radica en la falta de más tiempo libre. Desde afuera yo veo, y no solo yo en realidad, una sociedad sobrecargada de trabajo, niños saturados de estudios, actividades escolares, tareas y mucho tiempo dedicado a preparar pruebas. Me parece una sociedad exitista, con un solo modelo, que mide el éxito por las notas y la cantidad de conocimiento acumulado. No queda tiempo para la lectura ni para el ocio ni, por lo tanto, para la imaginación. Creo que el mismo estudio de la Fundación La Fuente puede sostener esta hipótesis: los niños de zonas rurales leen y disfrutan más la lectura que los niños se zonas urbanas. Pueden disentir conmigo, pero para mi la sociedad chilena tiende a maltratar un poco a sus niños. Y en la necesidad de aumentar el número de lectores, se le hace leer cosas insólitas con preguntas más insólitas, como si la lectura necesariamente tuviera que ir acompañada de una evaluación de comprensión lectora y "motivación". Estamos midiendo con los parámetros equivocados, en literatura no hay forma de medir nada porque, sobre todo si es literatura, tienen tantas lecturas que es imposible reducir un libro a un par de preguntas. Por otro lado, la literatura, justamente por la ambigüedad de la palabra y sus significados, es la única herramienta, junto con otras manifestaciones artísticas que comparten esta ambigüedad y pluralidad de significados, que nos prepara para comprender y tener una visión crítica y amplia del mundo. Creo que no se puede tener una mirada reductora y pedagogizante sobre ella porque se la destruye. Además de la falta de tiempo, es necesario clasificar los tipos de libros para niños. No todo libro para niños es literatura. Cada uno tiene su lugar, pero me parece que en Chile la literatura tiene cada vez un lugar menor o se la reduce a mera herramienta didáctica. Aún así, el escenario, en lo relativo a los niños, parece ser positivo según los estudios. Y el mercado, aunque pequeño, parece corroborarlo. Hoy por hoy hay muchas más editoriales dedicadas a los libros para niños con catálogos importantes. En Argentina, por su parte, si bien la literatura sigue siendo parte importante del currículo escolar y del tiempo libre de los niños, al alcance de muchas personas por la cantidad y los precios, además de los múltiples programas y actividades para su fomento desde la institucionalidad como desde diversas fundaciones, hace unos años se está notando una disminución en la cantidad de lectores y las horas dedicadas a la lectura, que llega casi a un 58% no lector según últimos estudios, aunque los jóvenes, según estas fuentes, leen más que los adultos. Es un tema en debate, sin duda, en toda la región. Las causas y las estrategias para revertir la situación son parte de numerosas investigaciones y temarios de seminarios y congresos. No sé, en Argentina hay muchísimos escritores e ilustradores, un gran mercado, espacios de difusión y promoción, tiempo libre. Las hipótesis son variadas. Las soluciones y estrategias, como dicen los expertos, deberán ser revisadas. Aparentemente, mientras aumenta un grupo que no lee, el grupo que sí lee lo hace con más frecuencia y en mayor cantidad. Otro dato curioso: entre las variables que se manejan para explicar el descenso en la cantidad de lectores, la televisión es considerada una de las actividades que le quita tiempo a la lectura, pero en Chile, según estudios, se dedican menos de tres horas de televisión diarias, mientras que en Argentina hoy esa cifra sube sobre las seis horas. Es un tema muy complejo, pero especulo que las explicaciones también pasan por otro lado, las historia de la lectura en Latinoamérica, la asociación de ésta con los grupos aristocráticos del pasado y la marginación de todo el mundo indígena que se basaba en la tradición oral, quizás incluso ampliar el concepto de "leer" para hacerlo extensivo a una serie de prácticas culturales que no se limitan necesariamente a la letra de molde dispuesta aristocráticamente sobre el papel. El libro ilustrado es, para mí, un enorme avance en esa concepción de la lectura a pesar de que, justamente, el libro ilustrado todavía no entra, en general y mayoritariamente, en la academia, es decir, en el canon que se investiga desde la literatura. Por eso, creo que podemos observar que la literatura ilustrada, asociada a la LIJ, se agrega a los currículos de las carreras pedagógicas y no a las literarias. Y por eso todavía tenemos un montón de relatos que simplemente no sabemos "leer" y, por lo tanto, tampoco hemos aprendido a leer el mundo, de forma crítica y imaginativa.